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  • Foto del escritorCarolina Bejar

“¡ASÍ SOY YO!”: La polémica imagen de un estudiante en su examen profesional.

En días pasados se disparó una polémica en redes sociales por parte de un joven universitario, Francisco Morando, estudiante de la Facultad de arquitectura de la Universidad de Guadalajara, quien alega ser víctima de discriminación porque le fue negada la oportunidad de presentar su examen profesional.


En el video original de YouTube (https://youtu.be/1HeThPdsZ6o) se puede observar a los sinodales informándole al joven que su apariencia no proyecta la formalidad que el evento requiere. Esta decisión además se puso a consideración del resto de los profesores, los cuales de manera unánime están de acuerdo.

En otro momento, también se le pregunta a Francisco si considera la elección de su atuendo apropiado a la situación y aquí su respuesta se le escucha retadora.  Refiere el sinodal que su comunicación no verbal, al levantar los hombros, lo muestra totalmente desinteresado, dando a entender que “le vale”.

Recordemos que la imagen se compone de tres aspectos, apariencia, comportamiento y comunicación. Del 100% que proyectamos, el 55% tiene que ver con la ropa que usamos, el acicalamiento que tenemos (como estás peinados, si olemos bien, si nos vemos limpios, etc.), el 35% es la comunicación no verbal, esto refiere a los movimientos tanto de nuestro cuerpo como las gesticulaciones, así como el ritmo e inflexión de nuestra voz y en un 7% tiene que ver con el discurso.

Cabe también resaltar que dentro de la institución universitaria, no existe en el Reglamento General de Titulación y el Estatuto Orgánico del CUAAD, una norma específica de vestimenta para la realización de un examen profesional encaminado a la obtención de un título.

Sin embargo, como consultora de estrategias en imagen, mi intención es rescatar diversas situaciones que se presentaron en ese momento y que ameritan una reflexión:

  1. Cómo te ven te tratan. Nos guste o no, las personas hacemos un juicio de valor en tan solo 2 segundos cuando vemos a otra persona. Esta percepción puede ser real o no, pero así funciona. Me pregunto si el estudiante hubiera vestido igual más allá de su examen profesional, ¿Qué si hubiera tenido enfrente una gran oportunidad de trabajo?, ¿y no crees que, tanto su vestimenta como su actitud, hubieran influido para que lo contrataran o no?

  1. No tenemos una segunda oportunidad de dar nuestra mejor impresión.Ante el mundo que lamentablemente, nos guste o no, nos juzga, el primer instante es lo que perdura. Aunque después se cambie esa primera impresión, cuesta mucho trabajo lograrlo, pero de ahí se basa muchas veces nuestra reputación. Me queda claro que la intención del estudiante al grabar la situación fue tratar de “denunciar” que estaba siendo “víctima de una discriminación”; sin embargo, esta percepción parece menor frente a la lluvia de opiniones que consideran que hizo mal al seleccionar el vestuario adecuado para su examen profesional.

  1. Tú eres quien eres.Sin duda tu branding personal y estilo debe ser propio, auténtico y proyectar quien eres. Aunque para ser efectivo, debes de considerar alinear tus valores propios, pero también revisar que se espera de ti para hacer más fácil alcanzar tus objetivos. No pasaría nada malo con seleccionar la vestimenta adecuada para tu examen profesional, o para conseguir el puesto profesional que deseas obtener, y luego habrá otros momentos en los que puedas seguir vistiendo como más te gusta.

  1. Normas claras en las instituciones y empresas. Sin duda hay una falta de normatividad por parte de las universidades (y también pasa en muchas empresas). Las reglas que se dan por sentado acarrean situaciones como las que presentaron en esta ocasión. Si en tu empresa es el caso y consideras que algunos de los colaboradores no visten acorde a la compañía, lo mejor sería ponerse de acuerdo y establecer una política de vestimenta para todos, ¿no crees?

Finalmente, el examen no fue anulado sino reprogramado, y de esta manera se le dio la oportunidad al joven de reconsiderar y poder tomar el examen en otro momento. Tres días después, el joven nuevamente presento su examen, esta vez acatando las recomendaciones de los maestros y obteniendo su título profesional.

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