Nancy Cázares

La primera vez que me encontré de frente con Carolina no pude dejar de pensar en que me encantaban sus maneras, cómo vestía, cómo hablaba, la atención con la que escuchaba al otro y la forma en la que transmitía sus observaciones.

Eso provocó que, cuando fuera mi turno, sus palabras llegaran a mis oídos como una guía y no como una norma que delimitar mis posibilidades a un estereotipo o patrón.

Estar de cara a un reto como el de ser orador en un evento TEDx, a contra reloj, con la presión de mirar el avance del resto, hubiera sido el triple de duro sin el optimismo, el acompañamiento y los consejos de Carolina. Su labor no se limitó a la orientación sobre colores y formas (tan pero tan necesario), sino que abarcó otros aspectos como expresión corporal y oratoria que, en conjunto construyeron un resultado final con el que no pude quedar más satisfecha.

Fue esa la garantía que Carolina me dio la primera vez que hablamos y hoy tengo el gusto de asegurar que honró su palabra. Me asesoró para un evento, pero lo que aprendí me va a servir para toda la vida y eso no voy a terminar de agradecérselo nunca.